ABORTEN A MARCO


Hemos decidido iniciar esta columna con un título duro, fuerte, incluso poco cristiano. De todos modos que no se malentienda. No queremos que lo asesinen, sino que personas como él nunca más salgan elegidos como representantes del pueblo.

Creemos que parlamentarios como los diputados Enriquez - Ominami y Alinco le hacen muy mal a nuestro país.

Estamos de acuerdo que los temas hay que discutirlos y debatirlos, sin embargo a través de sus declaraciones ellos están imponiendo sus posiciones de manera antidemocrática, totalitaria y sin respeto por la fuerte tradición cristiana de nuestro pueblo.

Ambos honorables hablan de que en Chile hay 170.000 abortos (magia, en una semana la cifra subió en 10.000 abortos anuales). Probablemente cuando termine el 2006 la cifra ya será de más de 200.000, es decir en Chile la cifra relativa de abortos es mayor a la de España y la de Estados Unidos donde este macabro crimen es legal. Todo este manejo de cifras es parte de la estrategia abortista por urgir a los ciudadanos como si el aborto fuera un problema de salud pública como una epidemia. "Miente, miente que algo queda", dicen los filósofos marxistas.

Lo que en definitiva se busca con este tipo de proyectos es la destrucción cultural del país. De un país cristiano, profamilia y provida, a un país ateo, secular, hedonista y egoísta. Materia prima para seguir con el totalitarismo marxista, la continuación de URSS y sus satélites, o más bien un pueblo donde el estado es Dios, y Jesucristo pasa a ser un dato histórico.

Estimamos que los cristianos no pueden, y no deben elegir a representantes públicos que estén ajenos al verdadero humanismo cristiano. Lo más importante debe ser el derecho a la vida de todo ser humano, no importando su estado de desarrollo, y la familia, constituída por un hombre y una mujer, y sus hijos. El estado debe estar al servicio de las familias, y no las familias la servicio del estado.

Felicitamos y oraremos por todos aquellos parlamentarios, quienes valientemente adscribieron a la red de "parlamentarios por la vida". No importa que algunas encuestas indiquen que una mayoría de mujeres está dispuesta a que legalicen el aborto bajo algunos "casos difíciles" (violación, incesto, etc.) Lo que importa es respetar los principios básicos, y el más básico e importante de todos es el respeto a la vida humana.